Este mes los Mustangs están nerviosos. Saben que se acerca una de sus fiestas favoritas del año: el 4 de julio; y están deseando celebrarlo como mejor saben, trotando por el asfalto, devorando kilómetros. Así que la ocasión merece celebrarla con una aventura Mustangs in Action especial, después de estar todo un año esperando.
Deben elegir un sitio especial donde se mezclen los colores del red, white & blue en sus paisajes y se pueda respirar el olor de la naturaleza. Ya lo tienen claro; en esta ocasión pondrán rumbo a un lugar que desprende magia en el mes de julio, a una hora escasa del centro de la capital: Brihuega.
Situada en la comarca de la Alcarria, en la provincia de Guadalajara, mezcla a la perfección la luz de las tierras de Castilla-La Mancha con un tesoro muy especial que despierta los sentidos: la lavanda. Conocida como parte de la “Provenza española”, comenzó a plantar lavanda en los años 60 cuando un vecino de la localidad, Álvaro Mayoral, trajo en su maleta unas muestras de las plantas que halló en su visita a esa región de Francia.
Aunque el espliego, como así se le llama, siempre ha crecido de forma espontánea en la zona, no fue hasta ese momento cuando se intentó por primera vez su cultivo. Tras unos inicios difíciles, del injerto de aquellas plantas con el espliego silvestre surgió el lavandín, que se adaptó perfectamente a las condiciones de altura sobre el nivel del mar, suelo calcáreo y pedregoso, y temperaturas de la zona.
Con el paso de los años, en la actualidad allí se produce más del 10% de la plantación que se exporta al resto del mundo, con una superficie cultivada superior a las 1.200 hectáreas. Este impulso a la producción lo iniciaron los hermanos Corral, que primero cosecharon para terceros y después formaron su propia cooperativa y destilería.
El Jardín de la Alcarria: Vivir la lavanda y sus campos
Nuestros ponies realizan su primer alto en el camino desde Torija en la destilería El Jardín de la Alcarria para conocer de primera mano el proceso del cultivo y la destilación de esta planta.
De forma gráfica y didáctica, de la mano de Lorena, conocemos las características de la planta, su siembra y proceso de recolección para, a continuación, descubrir cómo se destila y se separa la esencia aromática del agua que, cuando se pulveriza, da ese olor característico al pueblo.
Sorprende descubrir cómo la maquinaria para su recogida se fabrica e importa especialmente de Francia, o cómo los precios que se pagan por la planta se deciden también allí; por eso el cultivo de la lavanda es tan solo una alternativa complementaria para los agricultores al del cereal y no algo a lo que dediquen el cien por cien de su superficie.
Tras finalizar nuestra visita a la destilería nos espera Elena, que será nuestra guía para conocer y disfrutar de los campos de lavanda y de sus plantas. El día acompaña, hace sol pero sopla una brisa muy agradable que invita al paseo. Montamos en nuestros Mustangs y nos dirigimos hacia los campos de Villaviciosa. Tras amarrar los caballos nos dirigimos a pie hacia una ubicación especial desde hasta donde alcanza la vista todo lo que divisamos queda cubierto por el color púrpura. Los jinetes tienen sed, pero aún nos falta un alto en el camino antes de poder disfrutar de un merecido descanso.
Brihuega en el mes de julio vive la lavanda en primera persona. Se organizan un sinfín de actividades para vecinos y visitantes dedicadas a la floración de la lavanda, como su famosísimo Festival de la Lavanda. Desandando camino, entramos en Brihuega en dirección a nuestra próxima actividad, junto a la Iglesia de Santa María de la Peña, arquitectura románica del siglo XIII.
Nos dirigimos a contemplar la realidad desde otro punto de vista: el Museo del Profesor Max. Juan Elegido Millán, que así se llamaba el Profesor Max, era vecino de Brihuega y un conocido ilusionista, telépata e hipnotizador. A lo largo de su vida coleccionó cientos de miniaturas que, a su muerte y gracias al trabajo de su hermana, se recogieron en dos museos: primero en Mijas (Málaga) y después en Brihuega. Allí se puede ver la mayor y mejor colección de miniaturas del mundo, con elementos realmente sorprendente e impresionantes.
Finalizada la visita atravesamos las calles angostas hacia la plaza del ayuntamiento, donde nos detenemos brevemente para que la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Brihuega nos obsequie con miel de Apicola Moreno y esencia de lavanda de Aromas de la Alcarria. Las fuentes de la plaza ayudan a calmar nuestra sed, anticipo del ansiado refrigerio y de la comida con la que finalizaremos la jornada.
Enfilamos la salida del casco histórico de Brihuega mientras los paraguas y las telas de color lila sobre nuestras cabezas atenúan la luz del sol y nos ofrecen una ansiada sombra. Entramos en el Parque de María Cristina. Una vez aparcados los ponies comienza el refrigerio a la sombra de los árboles y el disfrute de todos aquellos quienes se han reunido para ver los vehículos. Algo de beber en los chiringuitos del parque, o disfrutar de una limonada de lavanda y un trozo de tarta en La Celestina.
Enfilamos la salida del casco histórico de Brihuega mientras los paraguas y las telas de color lila sobre nuestras cabezas atenúan la luz del sol y nos ofrecen una ansiada sombra. Entramos en el Parque de María Cristina. Una vez aparcados los ponies comienza el refrigerio a la sombra de los árboles y el disfrute de todos aquellos quienes se han reunido para ver los vehículos. Algo de beber en los chiringuitos del parque, o disfrutar de una limonada de lavanda y un trozo de tarta en La Celestina.
Las 3:10, como en la película del oeste, tenemos una cita, pero con la comida en el Asador El Tolmo. Cocina alcarreña para reponer fuerzas en un establecimiento premiado, rincón de tertulias; charla agradable en buena compañía y repaso a los acontecimientos del día.
Aquí terminamos nuestra aventura de este mes. Así que ya sabéis, visitar Brihuega es una magnífica oportunidad para llevar la contraria al Nobel Camilo José Cela cuando escribía aquello de “la Alcarria es un hermoso país al que a la gente no le da la gana de ir” (Viaje a la Alcarria, 1946). Así que, ¡ven a Brihuega; vive la Alcarria!
Queremos agradecer la colaboración inestimable para la realización de este evento a las siguientes personas e instituciones: al Excelentísimo Ayuntamiento de Brihuega y a su alcalde Luis Manuel Viejo Esteban por hacernos un hueco en el mes de la lavanda y en su programa de festejos; a la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Brihuega y en especial a Magdalena por su dedicación y agasajar a nuestros socios con la miel y los Aromas de la Alcarria; a Miguel Letón y Raquel Letón por dar todas las facilidades y por su ayuda en la organización del evento; a la destilería El jardín de la Alcarria por descubrirnos los secretos en la transformación de la lavanda y en especial a Lorena por su paciencia y por compartir su conocimiento; a Elena Romera, nuestra capitán entre mares de color púrpura; al Museo de miniaturas del Profesor Max por enseñarnos la realidad alternativa de las cosas pequeñas y diminutas; al Asador El Tolmo por compartir con nosotros los secretos de la cocina de la Alcarria.
También a Taste of America, y en especial a Marian de su tienda de Pozuelo, por ayudarnos a celebrar el 4 de julio con sabor norteamericano; y a Mustang Road por sumarse a la fiesta.
A todos, ¡gracias!
A todos, ¡gracias!
Banda sonora del artículo: en esta ocasión la vista y nuestros paseos por los campos de lavanda nos llevan a la obra de Gordon Lightfoot, cantautor canadiense, quien en 1970 publicó su sexto álbum de estudio y primero para el sello Reprise Records con el título Sit Down Young Stranger, es también conocido por su tema If you could read my mind canción que polularizó en la época disco Viola Wills y volvió a la actualidad la película Studio 54 (1998), y que han cantado artistas como, por ejemplo, Barbra Streisand, Don McLean, Neil Young, Diana Krall y hasta el mismísimo Johnny Cash.
En ese álbum se incluye el tema Approaching Lavander que nos habla de una chica especial con olor a lavanda, de su sonrisa, y de cómo estar junto a ella te hace olvidar tu propio nombre, y hablar palabras que nunca antes habías pronunciado. Si pasas una tarde con ella ya no volverás a ser el mismo.
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